

Transmitimos a los niños cantidad de conocimientos y aplicamos multitud de herramientas para que aprendan, pero a veces nos olvidamos de lo más importante: les transmitimos nuestra manera de ser. Los niños son muy sensibles y fácilmente podemos comprobar que no viven desde el intelecto, sino que lo hacen desde sus sentimientos, desde el corazón. Lo más importante que podemos ofrecerles es nuestra presencia, nuestra tranquilidad, nuestra amabilidad y nuestra paz. Pero para poder transmitir todas estas cosas necesitamos practicar.
¿Por qué un niño necesita meditar?, ¿están tan estresados? Lo cierto es que parece que se le da más valor a la adquisición de conocimientos y sacar buenas notas que el hecho de que un niño aprenda a gestionar sus emociones como la frustración, el enfado, a resolver un conflicto o a saber disfrutar de lo que están haciendo. Por otro lado, vivimos en una sociedad expuesta a cantidad de estímulos como son los móviles, redes sociales y videojuegos. Chicos multitarea que hacen varias cosas al mismo tiempo como desayunar y ver la televisión, lavarse los dientes mientras buscan música o chatean con sus amigos. En definitiva, sufren y sufrimos una alteración de nuestra concentración y los niños, no son más que un reflejo de sus padres. Mindfulness para aprender a disfrutar del momento presente, de tener atención plena en lo que se está haciendo, aprender a introducir momentos de parada, enseñar a que se puede estar en silencio sin hacer nada.


Diferentes científicos han confirmado sus efectos positivos sobre la salud mental y el bienestar. Pero además, en las escuelas donde se ha implementado, el 90% de los niños ha mejorado su capacidad de llevarse bien con otros niños Alrededor del 80% eran más optimistas y habían mejorado el concepto de sí mismos, el autorregulación y la autogestión, tres cuartas partes de los niños mejoraron su capacidad de planificación y organización, y la misma cantidad había tenido un mejor control de los impulsos y menos reactividad.
Como ya hemos señalado anteriormente, resulta muy difícil para los niños y jóvenes de hoy (adultos también), conectar con ellos mismos para saber lo que sienten, en un entorno que continuamente mira hacia fuera, que está lleno de distracciones y estimula sin cesar la multitarea. Al estar desconectados de su experiencia interior, les resulta más difícil tomar decisiones que realmente les beneficien a ellos mismos y a los demás y la vida se vuelve complicada y estresante. En estas condiciones es más difícil aprender las materias que se imparten en el colegio, experimentar relaciones sanas y satisfactorias y tener una vida interior profunda que les ayude a estar en contacto con lo mejor de ellos mismos.

Mindfulness no es perder tiempo de clase, es una inversión para que haya mejores condiciones para aprender y enseñar.
Tanto niños como adultos podemos beneficiarnos de ello pero sobre todo, iniciar su aprendizaje desde la infancia. Este descubrimiento en mi vida, me impulsa para desarrollarlo profesionalmente enfocado a "Actividad física + mindfulness" en centros educativos y empresas.
Cualquier interesado en ampliar información referente al programa puede ponerse en contacto privado en: paloma@enphorma.com