Desde hace unos pocos años, el mindfulness se pone en práctica en empresas y también en algunos colegios e institutos españoles, tanto públicos como privados. Cada vez hay más regiones de España que incluyen en sus aulas programas de educación emocional y mindfulness (El Gobierno de Canarias ha sido pionero al implantar una asignatura obligatoria y evaluable que se llama Educación Emocional, iniciativas como el como el “Programa Aulas Felices” en Aragón, el “Programa Treva” en Cataluña o ”Escuelas Conscientes” en la Comunidad Valenciana. En Madrid, se han impartido talleres en algunos colegios públicos y está presente en centros privados que utilizan pedagogías alternativas, pero su grado de expansión en España es aún es muy reducido. Los expertos calculan que se imparte de forma sistematizada en unos 200 centros públicos, lo que viene a suponer en torno al 1% del total. Aún estamos lejos de la expansión que ha experimentado el mindfulness en EEUU, en Holanda o Australia, donde el Gobierno quiere incluirlo en el currículo escolar para 2020. 

Transmitimos a los niños cantidad de conocimientos y aplicamos multitud de herramientas para que aprendan, pero a veces nos olvidamos de lo más importante: le
s transmitimos nuestra manera de ser. Los niños son muy sensibles y fácilmente podemos comprobar que no viven desde el intelecto, sino que lo hacen desde sus sentimientos, desde el corazón. Lo más importante que podemos ofrecerles es nuestra presencia, nuestra tranquilidad, nuestra amabilidad y nuestra paz. Pero para poder transmitir todas estas cosas necesitamos practicar.  

¿Por qué un niño necesita meditar?, ¿están tan estresados? Lo cierto es que parece que se le da más valor a la adquisición de conocimientos y sacar buenas notas que el hecho de que un niño aprenda a gestionar sus emociones como la frustración, el enfado, a resolver un conflicto o a saber disfrutar de lo que están haciendo. Por otro lado, vivimos en una sociedad expuesta a cantidad de estímulos como son los móviles, redes sociales y videojuegos. Chicos multitarea que hacen varias cosas al mismo tiempo como desayunar y ver la televisión, lavarse los dientes mientras buscan música o chatean con sus amigos. En definitiva, sufren y sufrimos una alteración de nuestra concentración y los niños, no son más que un reflejo de sus padres. Mindfulness para aprender a disfrutar del momento presente, de tener atención plena en lo que se está haciendo, aprender a introducir momentos de parada, enseñar a que se puede estar en silencio sin hacer nada.
Los programas de educación socioemocional son capaces de cambiar y mejorar nuestro cerebro gracias a la neuroplasticidad. A través del mindfulness, se profundiza en estas dimensiones emocionales que construyen el carácter humano, fortaleciéndose los circuitos cerebrales responsables de la atención, el autocontrol, la empatía, la compasión, aceptación, la tolerancia o la resiliencia ante las situaciones cotidianas generadoras de estrés. En los tiempos actuales en los que los niños están tan sobre estimulados, enseñarles a calmar la mente y centrar la atención desde etapas tempranas afectará positivamente a su salud y bienestar a largo plazo y mejorarán sus relaciones personales y sus resultados académicos. Y esa es la esencia del aprendizaje, el que nos capacita para la vida y nos permite ser mejores personas. En el fondo, todo se reduce a que la enseñanza y el aprendizaje constituyan experiencias felices. Afortunadamente, nuestro cerebro lo hace posible. 

Mindfulness, o lo que vendría a ser "atención plena", es una técnica de origen budista, adaptada a nuestra forma de vida occidental por Jon Kabat-Zinn (2013), basada en una práctica de meditación terapéutica que ayuda a reducir el estrés. Es una práctica que comienza prestando atención a la respiración para centrarse en el aquí y ahora, y no en lo que podría haber sido o en lo que podría ser. El objetivo final es crear suficiente distancia respecto a pensamientos y emociones, para observarlos sin reaccionar inmediatamente. En los últimos años esta técnica se ha convertido en una forma de tratar a los niños y adolescentes con TDAH o con síntomas como la ansiedad, los trastornos del espectro autista, la depresión o el estrés, con un alto grado de éxito.

Diferentes científicos han confirmado sus efectos positivos sobre la salud mental y el bienestar. Pero además, en las escuelas donde se ha implementado, el 90% de los niños ha mejorado su capacidad de llevarse bien con otros niños Alrededor del 80% eran más optimistas y habían mejorado el concepto de sí mismos, el autorregulación y la autogestión, tres cuartas partes de los niños mejoraron su capacidad de planificación y organización, y la misma cantidad había tenido un mejor control de los impulsos y menos reactividad. 

Como ya hemos señalado anteriormente, resulta muy difícil para los niños y jóvenes de hoy (adultos también), conectar con ellos mismos para saber lo que sienten, en un entorno que continuamente mira hacia fuera, que está lleno de distracciones y estimula sin cesar la multitarea. Al estar desconectados de su experiencia interior, les resulta más difícil tomar decisiones que realmente les beneficien a ellos mismos y a los demás y la vida se vuelve complicada y estresante. En estas condiciones es más difícil aprender las materias que se imparten en el colegio, experimentar relaciones sanas y satisfactorias y tener una vida interior profunda que les ayude a estar en contacto con lo mejor de ellos mismos.

La práctica del mindfulness no es otra cosa que acostumbrarse a un estado mental más presente, abierto, atento… que consecuentemente se torna más sereno, reflexivo y compasivo. El programa de “Mindfulness en la educación” tiene por objetivo enseñar esta habilidad o forma de ser, a través de técnicas cortas y conceptualmente simples, expuestas en un lenguaje que los niños pueden entender. Una vez interiorizadas, se trata de repetirlas en momentos cortos durante el día. Algunos de los beneficios derivados de esta práctica son una mayor capacidad de concentración, el aprendizaje de la gestión emocional y control de los impulsos, una mayor capacidad reflexiva, una mayor empatía y compasión, entre otras cosas.

Mindfulness no es perder tiempo de clase, es una inversión para que haya mejores condiciones para aprender y enseñar.

Tanto niños como adultos podemos beneficiarnos de ello pero sobre todo, iniciar su aprendizaje desde la infancia. Este descubrimiento en mi vida, me impulsa para desarrollarlo profesionalmente enfocado a "Actividad física + mindfulness" en centros educativos y empresas.  


Cualquier interesado en ampliar información referente al programa puede ponerse en contacto privado en: paloma@enphorma.com





Me apasiona el deporte y todos los valores que se desarrollan en su proceso de aprendizaje. Y a pesar de que es una potente herramienta educativa, de forma bastante habitual e inconsciente, se consigue el efecto contrario. Puesto que recibimos informaciones contradictorias respecto al deporte, somos incapaces de ver las diferentes vertientes, enfoques y posibilidades que brinda el deporte en general y lo que es más importante, nos encontramos ante una educación que en demasiadas ocasiones, genera el abandono de jóvenes deportistas. ¿Sabemos dar el enfoque correcto a la educación deportiva en edades tempranas?.

Por un lado,  tenemos una cara de la moneda que representa a  aquellos deportistas y organizaciones que anteponen la victoria o el triunfo como objetivo, por encima de la salud, la educación o el divertimento. Son aquellos que están dispuestos a hacer trampas, a usar la violencia incluso, dentro y fuera del terreno de juego, para lograr una victoria. Pensemos en un fútbol hiperprofesionalizado y fanatizado, o en el problema del dopaje entre los profesionales de los deportes muy exigentes, como el ciclismo,...La otra cara de la moneda es el deporte que educa utilizándolo correctamente para dicho fin, por encima de objetivos deportivos o intereses profesionales, cuando está dirigido y desarrollado por educadores, técnicos deportivos y sobre todo, atendiendo de forma particular, la disposición natural de cada niño hacia el deporte pero también, a sus intereses y habilidades personales.
La competición como fuente de
motivación y superación

Dejando a parte el deporte de alto rendimiento, durante la etapa infantil es necesario dejar aparcados los valores tradicionales del deporte (centrados en las aptitudes del deportista), pues la trascendentalización del deporte, favorece el abandono en jóvenes deportistas. El abandono deportivo viene casi siempre, 
cuando las expectativas del deportista no son satisfechas a lo largo del proceso de aprendizaje. Hay que tener en cuenta que cada niño en particular tiene sus propias necesidades, intereses y preferencias.

Cuando un deportista se enfrenta a una situación competitiva, la falta de autoconfianza se convierte en un factor importante asociado al abandono deportivo. De ella parte un estado de ansiedad normalmente asociado a metas poco realistas o inalcanzables y relacionadas con la comparación con otros deportistas.  Cuando este estado de ansiedad es superior al nivel de tolerancia del niño, acaban apareciendo sensaciones negativas que le llevan al abandono deportivo. 

Otros motivos destacables que favorecen el abandono de la práctica deportiva, está relacionado directamente con padres y madres que consciente o inconscientemente, anteponen la incorporación de los hijos al deporte como hábito saludable por razones de falta de tiempo, la elección de otras tareas o el fracaso escolar

Todos deben sentir que son ganadores, independientemente
del resultado obtenido
Tengo la suerte de trabajar con niños. La misma vida y ellos, me enseñan continuamente que en todos esos actos de naturalidad, nos saltamos lecturas importantes por el camino. Es imposible definirse a uno mismo si continuamente andas comparándote con los demás. Cada persona es única y lo mejor que podemos hacer dejar que sean ellos mismos, generando confianza, respeto y aceptación.  Nosotros les mostramos el camino, les orientamos y les enseñamos, pero ellos eligen la manera en que quieren vivir el deporte (deporte recreación-superación o competición-alto rendimiento). En la iniciación deportiva, es importante orientar el proceso de aprendizaje hacia el dominio de la tarea, sin valorar excesivamente el resultado de la misma, garantizando que el éxito de una actividad físico deportiva, sea consecuencia del esfuerzo efectuado en el aprendizaje de la misma. De esta forma, conseguimos mayor motivación, diversión, satisfacción e interés hacia el deporte. 

No importa que sean de equipos diferentes:
Compañerismo y generosidad frente a individualismo

Afortunadamente, cada vez son más las escuelas deportivas que se centran en la valoración de las actitudes que promueven la estabilidad, la tolerancia, la integración y la cohesión social. Desarrollando actitudes de solidaridad, frente a competitividad, destreza frente a fuerza, tolerancia frente a agresividad, escuchar y comprender frente a discusión, consenso frente a imposición, afectividad frente a rudeza, orden frente a desorden, creatividad frente a rigidez. Este tipo de valoración se centra en las actitudes, valores y normas del contesto en el que se desarrolla dicha formación deportiva.

Entonces, ¿qué ocurre con las competiciones? ¿son sanas? Bien enfocadas, claro que lo son. Una competición es como un examen; ese que nos mantiene motivados, en alerta para no bajar la guardia y trabajar sobre los objetivos que queremos conseguir. Obtener una medalla por la excelencia en el resultado, no debe restar importancia al resto de deportistas que también se han esforzado, han llegado hasta el final dando lo mejor de si mismos, superando el examen. y lo que es más importante, habiendo disfrutado.  
Atendiendo la disposición natural y personal de 
cada niño, fomentando la competitividad sana. 


Una educación sana en el deporte fomenta una vida saludable, así como el desarrollo personal y social.

Dando valor y atención al respeto hacia el deporte para todos.
Dando valor, atención y respeto al cuidado de su salud.


El deporte educa para la vida, fortalece cuerpo y espíritu



 

Triatlón Popular de Madrid - Casa de Campo 2017
Fotos: Cortesía de Enrique de Castro (Edecast)
Protagonistas: mis hijos Jimena y Nicolás, Eneko compañero de equipo y Sara, amiga de Jimena (Triatlón Sin Fronteras)
Anécdotas: Nicolás, debutando en su categoría y tercer puesto. No sabía colocarse el dorsal y se lo colgó al cuello. Es fuerte y competitivo por naturaleza. Sólo tenía que hacerlo lo mejor posible pero el quería ganar. Jimena se dio un golpe en el pecho el día anterior, así que estaba dolorida. Le recomendamos abandonar en la carrera si tenía dolor pero a pesar de las molestias, quiso acabar. Su compañera de otro equipo, quiso ayudarla hasta el final. Me emocionó ver reflejados los valores de esfuerzo, superación, generosidad, compañerismo y una gran sonrisa al terminar.