Cíclicas.... así somos las mujeres. Forma parte de
nuestra naturaleza, estamos en sintonía con ella y lo reconocemos como proceso
natural. Si tenemos en cuenta las respuestas del cuerpo de la mujer al
ejercicio físico, están claramente condicionadas por el ciclo menstrual. La
mayoría de los planes de entrenamiento son planificados y dirigidos para el
sector masculino y a diferencia de ellos, nuestros niveles de hormonas son diferentes en función de la fase en la
que nos encontramos, si hemos pasado la menopausia o todavía no ha llegado. Las mujeres pierden días de entrenamiento porque no suele respetarse su ciclo, aunque afortunadamente,
ya se realizan estudios referentes a estos procesos y en cómo afecta el rendimiento durante ejercicio físico (interesantes proyectos de investigación como IronFemme, en el que tengo el privilegio de colaborar como voluntaria).
Si eres hombre y estás
leyendo, no dejes de hacerlo. Empatizar con nosotras también te ayudará a
entender y conocer-nos.
Suele pensarse que existe
una relación entre la luna y la mujer,
una conexión que data de tiempos ancestrales y que ha quedado en el olvido.
Investigaciones recientes han señalado la correlación entre la luna y los
ciclos femeninos, intentando precisar si se trata de una influencia real a
nivel fisiológico o bien, se trata de una conexión de orden simbólico. Valdría
decir que un poco de ambas.
A nivel físico, se ha
demostrado que la luna influye en el movimiento de las mareas, en el
crecimiento de los cultivos y en los ciclos reproductivos de algunas especies
de animales. Por esta razón se deduce su impacto en nuestro cuerpo que está
formado por un alto porcentaje de agua, incluso se piensa que, hay una
relación con la labor de parto: los partos se incrementan cuando la luna está
llena y luminosa, también el número de mujeres que se encuentran
ovulando es mayor en luna llena respecto a otras fases lunares e incluso, es
habitual la sincronización del ciclo menstrual entre mujeres que conviven juntas o se relacionan con frecuencia.
Estudios recientes muestran que,
en plenilunio o luna llena, la intensidad de su luz impacta en el funcionamiento
de la glándula pineal y la producción de
melatonina, razón por la que dormimos menos. Si consideramos que la glándula
pineal tiene una función neuro-endocrina (influye entre otras cosas, en la
producción de hormonas), no debería costarnos reconocer que en alguna manera,
nuestro "reloj biológico" se vea influenciado por la luna.
Las fases del ciclo
menstrual o lunares son:
- Fase preovulatoria (cuarto creciente)
- Fase ovulatoria (luna llena)
- Premenstrual (Cuarto menguante)
- Menstrual (Luna nueva)
En definitiva, una mujer no
es la misma el día 1 que el 15 que el 25. En la PRERREGLA y la REGLA
es donde el rendimiento se ve más afectado.
En estos días, el cuerpo experimenta una pérdida de hierro y glucógeno (las
reservas de glucosa que permiten al cuerpo rendir), lo que puede empeorar
sus resultados de fuerza y velocidad. (la frecuencia cardiaca en reposo
aumenta entre 5 y 15 latidos por minuto, y pierde capacidad de
recuperación). Además, aumenta el peso por la retención de líquidos provocado
por una mayor presencia de socio. También sube la temperatura corporal y la
movilidad gástrica.
Por si esto no fuera suficiente, el
nivel de hematocrito y linfocitos disminuye, lo que debilita el sistema
inmune (aumenta la posibilidad de coger virus y catarros). Además, también
hay que tener en cuenta que a cada mujer le afecta en menor o mayor medida con
cambios emocionales y dolor.
En la FASE POSTMENSTRUAL, cuando el estrógeno sube, la deportista es capaz de soportar mayores cargas de
trabajo. Es en estos días cuando las sesiones de entrenamiento pueden
ser todo lo fuertes que se quiera. La mujer aguanta mucho más y mucho mejor.
Pero para aprovechar del todo esta situación, es importante que llegue a este periodo
con el descanso adecuado. Y solo se consigue si se tiene el control de
estas variaciones hormonales.
TRAS la OVULACIÓN, la deportista entra en una fase en la
que no responde tan bien a las actividades de alta intensidad. Sin embargo, sigue fuerte en acciones de baja
intensidad, pero duración alta. No obstante, conforme pasan los
días, se pierde capacidad respiratoria y la relaxina hace que los ligamentos no
sean tan seguros como en otros periodos, lo que puede producir más lesiones en
las rodillas o los tobillos.
Ahora bien, el hecho de que seamos cíclicas, no es excusa para no "dar el callo", jeje!!. Esto nos sirve para ser conscientes y aceptar nuestros procesos de cambio natural. Conocedoras de este ciclo hormonal y cómo funciona, lo utilizaremos a nuestro favor para ser más efectivo en la preparación deportiva y la optimización del rendimiento.
La clave es saber regular y adecuar la carga e intensidad del entrenamiento o prueba, según el momento del ciclo. Hay que vigilar también si se produce alguna alteración en el ciclo o trastorno como la amenorrea (ausencia de regla). Aunque a priori pueda parecer complicado relacionar sensaciones, una vez que se han interiorizado los conceptos, es fácil ir reconociendo poco a poco todas las sensaciones asociadas a un momento
concreto del ciclo. Esto no es más que una invitación para sentir e identificar
estos cambios que se producen durante la práctica deportiva.
Conocedoras de esta información tan valiosa, ya no hay motivo para agobiarse durante esos días en los que no nos encontremos como
esperábamos, más cansadas o pesadas, tengamos el pulso más alto de lo habitual,
etc...., pues forma parte de la normalidad, forma parte de nuestra naturaleza cíclica.