
Si eres hombre y estás
leyendo, no dejes de hacerlo. Empatizar con nosotras también te ayudará a
entender y conocer-nos.
Suele pensarse que existe
una relación entre la luna y la mujer,
una conexión que data de tiempos ancestrales y que ha quedado en el olvido.
Investigaciones recientes han señalado la correlación entre la luna y los
ciclos femeninos, intentando precisar si se trata de una influencia real a
nivel fisiológico o bien, se trata de una conexión de orden simbólico. Valdría
decir que un poco de ambas.
A nivel físico, se ha
demostrado que la luna influye en el movimiento de las mareas, en el
crecimiento de los cultivos y en los ciclos reproductivos de algunas especies
de animales. Por esta razón se deduce su impacto en nuestro cuerpo que está
formado por un alto porcentaje de agua, incluso se piensa que, hay una
relación con la labor de parto: los partos se incrementan cuando la luna está
llena y luminosa, también el número de mujeres que se encuentran
ovulando es mayor en luna llena respecto a otras fases lunares e incluso, es
habitual la sincronización del ciclo menstrual entre mujeres que conviven juntas o se relacionan con frecuencia.
Estudios recientes muestran que,
en plenilunio o luna llena, la intensidad de su luz impacta en el funcionamiento
de la glándula pineal y la producción de
melatonina, razón por la que dormimos menos. Si consideramos que la glándula
pineal tiene una función neuro-endocrina (influye entre otras cosas, en la
producción de hormonas), no debería costarnos reconocer que en alguna manera,
nuestro "reloj biológico" se vea influenciado por la luna.
Las fases del ciclo
menstrual o lunares son:
- Fase preovulatoria (cuarto creciente)
- Fase ovulatoria (luna llena)
- Premenstrual (Cuarto menguante)
- Menstrual (Luna nueva)
En definitiva, una mujer no
es la misma el día 1 que el 15 que el 25. En la PRERREGLA y la REGLA
es donde el rendimiento se ve más afectado.
En estos días, el cuerpo experimenta una pérdida de hierro y glucógeno (las
reservas de glucosa que permiten al cuerpo rendir), lo que puede empeorar
sus resultados de fuerza y velocidad. (la frecuencia cardiaca en reposo
aumenta entre 5 y 15 latidos por minuto, y pierde capacidad de
recuperación). Además, aumenta el peso por la retención de líquidos provocado
por una mayor presencia de socio. También sube la temperatura corporal y la
movilidad gástrica.
Por si esto no fuera suficiente, el
nivel de hematocrito y linfocitos disminuye, lo que debilita el sistema
inmune (aumenta la posibilidad de coger virus y catarros). Además, también
hay que tener en cuenta que a cada mujer le afecta en menor o mayor medida con
cambios emocionales y dolor.

TRAS la OVULACIÓN, la deportista entra en una fase en la
que no responde tan bien a las actividades de alta intensidad. Sin embargo, sigue fuerte en acciones de baja
intensidad, pero duración alta. No obstante, conforme pasan los
días, se pierde capacidad respiratoria y la relaxina hace que los ligamentos no
sean tan seguros como en otros periodos, lo que puede producir más lesiones en
las rodillas o los tobillos.
Ahora bien, el hecho de que seamos cíclicas, no es excusa para no "dar el callo", jeje!!. Esto nos sirve para ser conscientes y aceptar nuestros procesos de cambio natural. Conocedoras de este ciclo hormonal y cómo funciona, lo utilizaremos a nuestro favor para ser más efectivo en la preparación deportiva y la optimización del rendimiento.

Conocedoras de esta información tan valiosa, ya no hay motivo para agobiarse durante esos días en los que no nos encontremos como
esperábamos, más cansadas o pesadas, tengamos el pulso más alto de lo habitual,
etc...., pues forma parte de la normalidad, forma parte de nuestra naturaleza cíclica.