Adiós a Recyclife

Más que nunca.... una necesidad.

El sueño se llamaba  RECYCLIFE y hoy, tengo que decirle adiós. Abandono este proyecto por fuerza mayor, porque las necesidades y expectativas básicas después de año y medio, no son cubiertas. Creía en el proyecto, creía que saldría adelante, que la gente apostaría como yo con esta pequeña píldora para la mejora de nuestro mundo, para cambiar el enfoque que tenemos frente al consumismo y todo lo que hay detrás. He luchado, lo he intentado, he resistido hasta el final pero no ha podido ser. Y después de todo, aún con pena en el corazón, el peso de la balanza es positivo. Esta es la lectura de los aprendizajes que ha traído emprender esta aventura.

La realidad es que la mayor parte de la gente prefiere comprar ropa nueva, una herencia cultural que es muy complicado cambiar. El mercado de ropa de segunda mano sigue siendo una mentalidad alternativa en este país. Estaba equivocada al pensar que acercar a San Agustín del Guadalix este modelo, así como el potencial mercado, tendría el mismo éxito que en el centro de Madrid. Me he dado cuenta de que el hecho de que mucha gente exprese su interés y apoyo verbal, nada tiene que ver con la realidad de los hechos. Así, como viene siendo la realidad, la acepto. Así, como viene siendo la realidad, se estrella con mi propia visión, mi ingenuidad, mi alma soñadora. Quise resistirme a la realidad, quería un nuevo modelo de negocio, de consumo responsable y medioambiental. Un espacio para expresar y fomentar la necesidad del cuidado y respeto a la naturaleza, los derechos humanos. Ese consumismo desaforado que nos está llevando a agotar los recursos naturales, contaminando el planeta y robando la dignidad de tantas personas.... Un espacio para hacer crecer con conciencia a los más pequeños, a través de talleres lúdico-educativos y del propio ejemplo de los padres.

Ni que decir sobre las ayudas a los autónomos que brillan por su ausencia y, a diferencia de lo que pasa con los emprendedores en otros países, aquí se pagan unos impuestos desorbitados. Sumar en positivo en el ejercicio de esta actividad es complicado, y aunque queramos cambiar los modelos de consumo, el pez grande sigue comiéndose al chico.  

No esperaba forrarme pero tampoco contemplaba el fracaso económico. Pensé en grande y el castillo de arena se vino abajo con el viento. A cambio, he ganado en confianza, en crecimiento personal, en amigos, experiencias inolvidables.... aún incuantificable, esto es precisamente lo que más peso tiene en la balanza. He recibido lo que con dinero no se puede comprar. Puede que fuera un error enfrentarme al gigante de la industria textil y de la moda, pero seguiré siendo fiel a mis principios en la medida de lo posible. Seguro que alguien, en otro lugar dará alas a otro proyecto similar y con éxito. 

Aquí acaba este momento..., aquí empieza otra aventura en otro camino, otros aprendizajes, otras personas, experiencias nuevas. Profundamente agradecida a quienes fueron sinceros de corazón y así lo expresaron y sobre todo, a quienes apoyaron sin reservas, especialmente a Carmela, Fernando y Guadalupe. No tener que despedirme de vosotros es lo único que me alivia.